No, en educación no fue una década ganada
POR RICARDO ROA
Cristina Kirchner acaba de afirmar que la última década, la del gobierno kirchnerista, ha sido una década ganada en educación. Y acomodó cifras para validar eso que decía. Pero mejor que decir es hacer: los propios números oficiales cantan otra cosa.
En su mensaje del viernes en el Congreso, la Presidenta informó que entre 2001 y 2010 se había incrementado la cantidad de alumnos. Sin embargo, de las ocho categorías de edad registradas en el censo comparó sólo los porcentajes de dos: las salas de 3/4 y 5 años, las únicas en las que creció la matrícula.
De las cinco que bajaron omitió todo. Y de la restante, de 6 a 11 años, elogió que la tasa de asistencia haya sido del 99%. Esta vez no se refirió al 2001. Si lo hubiera hecho, hubiera tenido que decir que la situación diez años antes era prácticamente la misma, cuando iba a clase el 98,2%.
La realidad es que en el gobierno K no disminuyó el fracaso escolar: hay más chicos que repiten en la secundaria y es muy alto el número de los que abandonan. De cada 100 chicos de 10 años, 99 van a la escuela pero de cada 100 de 17 años, sólo quedan 66.
Sobre todo, creció la cantidad de adolescentes y jóvenes que no estudian: en 2001 era 11,4% y 13,7 en 2010. ¿Década ganada?
En educación, seguro que no.
“Nada más democratizador, nada más igualador, nada más nivelador que la educación gratuita en todos los niveles”, exaltó Cristina en su discurso. Se sabe: el progresismo siempre puede ser verbal o verdadero. En los últimos diez años, la escuela pública perdió constantemente terreno ante la privada. La escuela producía un piso de igualdad y hoy se abrió una enorme brecha entre las privadas y las del Estado, que tienen los peores índices.
En 2003, el 74% de los chicos empezaba el colegio en la escuela estatal y 26% en la privada. En 2011 cambió: sólo el 62% lo hace en instituciones públicas y el 38 restante en privadas. Son familias que buscan lo que consideran mejor para sus hijos. Y un espejo que no miente sobre el avance de la desigualdad educacional.
En estos años, también bajamos dramáticamente en los relevamientos internacionales de calidad. Según la encuesta PISA, a la que se someten casi todos los países y que mide la calidad de la educación, en ningún lado cayó tanto como en la Argentina: estábamos primeros en la región y hoy séptimos, por detrás de Chile, Uruguay y Brasil.
Son temas que no están en la agenda de la discusión con los gremios docentes, otra vez en huelga por reclamos salariales. El conflicto es el de siempre, estacional al iniciarse el ciclo lectivo. Todo muestra que, aunque se invierte más, se gasta mal. Y el costo es el peor que puede haber en educación: la falta de clases. La década ganada según la lógica presidencial no ha sido una victoria. La victoria demanda menos relato y más trabajo en serio.