El ministro, reprobado en Educación

El ministro, reprobado en Educación


Qué va a decir el ministro Sileoni si en una de esas se da vuelta la moneda y en la nueva prueba PISA nos va mejor?

Se le caerá a pedazos el discurso que repite todo el tiempo, como el del martes en un congreso de educación.

PISA es una evaluación que se realiza cada tres años entre estudiantes y a la que se someten casi todos los países. Es como un índice universal que mide calidad y también distribución de la educación en la sociedad. En el 2000, la Argentina estaba 1° en la región y 37 en el mundo. Tres años después habíamos descendido al 6° y 53° y en 2009 nos caímos un poco más: 7° y 58°, a sólo siete lugares del último. Los resultados de la prueba del 2012 aún no se conocen.

Es obvio que si nosotros bajamos hubo otros que subieron pero ningún país retrocedió tanto como la Argentina. Poco más, poco menos, Sileoni explica que es por culpa del mismo estudio que compara cosas no comparables y que no refleja las particularidades de América latina. Se aferra a un dato como a un salvavidas: en el relevamiento del 2009 los países de la región cayeron en el ranking general. Pero se olvida de otro que no puede explicar: en 2000 estábamos primeros en la región y ahora estamos séptimos.

En el mejor de los casos el argumento de Sileoni podría servir con los países desarrollados pero se viene a pique cuando es contrastado con nuestros pares de América latina.

Al Gobierno le da mal la estadística y quiere mejorar la nota con un método propio.

Cualquier coincidencia con el INDEC no es una casualidad. Moreno hace escuela (ver pág. 40).

“No se puede hablar de calidad educativa sin hablar primero de equidad”, dice Sileoni como si las dos cosas no debieran ir juntas. Los chicos que van a los mejores colegios tienen más chances de progreso, ¿qué otra cosa es eso sino desigualdad de oportunidades? Puede decir que no importa que te vaya bien o mal en la escuela perolas familias sospechan que sí lo es y por eso se van a las privadas: prefieren pagar algo que la escuela pública ya no garantiza. Puede que el ministro crea también que el aprendizaje es más que contestar bien una prueba, ¿pero si empezamos por eso?

Sostiene Sileoni que cada país tiene su contexto, ¿qué sería contextualizar la matemática?

No se entiende lo que propone. Sí se entiende que es una excusa, como decir que PISA mide matemática y ciencia y comprensión lectora pero no solidaridad. La solidaridad real se aplica de mil formas y una esencial es a través del aporte educativo. Son solidarios quienes aprenden y quienes enseñan porque el saber redunda en beneficios concretos y tangibles para todos.

Lo que se quiere en verdad es buscar zafar con argumentos demagógicos y reaccionarios, porque no hay nada más reaccionario que subordinar la educación a las necesidades políticas negando la realidad por la que atravesamos.

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